Pablo Neruda lo escribió: "... me gustas cuando callas porque estás como ausente..."
Y podría asegurar, sin lugar a dudas que me gustas, me fascinas cuando callas porque solo así puedo escribirte. Porque solo así podemos entablar una conversación tan solo con mirarnos.
Pero a pesar de todo, tú sigues en silencio dentro de mí. Tu imagen no logra pronunciar una palabra y eso me mata de a poco.
Eres tú, mujer, la que hace que yo escriba esto, eres tú, la que no me permite dormir en las noches.
Eres tú, con esa sonrisa que hipnotiza, la que inspira y da sentido a mis palabras.
Pero llegas y te vas, como la noche.
Esa noche estrellada que ha sido mi compañera fiel, mientras te pienso a cada momento.
La misma que ha sido testigo de como las palabras se vuelven poesía tan solo al recordar el color de tus ojos.
Eres tú mujer la que me ayuda a ordenar las ideas en mi cabeza, y cuando menos lo espero, todo en mí se desdibuja, mi mente se pone en blanco, todo desaparece.
"Una sombra femenina se acerca, nervios, desesperación, angustia.
Estoy paralizado, no sé que hacer.
La sombra empieza a iluminarse, de a poco, se vislumbran un par de ojos.
Esos ojos tuyos, tan hermosos y a la vez tan intimidantes. Tu mirada me encuentra y me recorre por completo hasta posarse en mis ojos
Y yo, sigo paralizado.
La sombra que te recubre desaparece, tu imagen es ahora más clara que nunca.
Y vuelvo a escribir..."
Esa escena se repite una y otra vez en las noches estrelladas, cuando tu recuerdo invade mis pensamientos.
Sin embargo, en el momento en que va a decirme algo, se desvanece.
Y yo escribo.
Las ideas se me acaban, la noche termina, el papel ya no es blanco y el lápiz ya no tiene punta, pero esa mujer sigue ahí, esperando una oportunidad para volver.
Y yo, anhelo nunca se vaya de mi mente...
Para continuar escribiendo...