6/3/17

Había pasado un tiempo sin tomar un lápiz, de desahogarme y escribir cartas que nunca llegaran, o quizás si, quien sabe.
Había perdido ya la noción del tiempo, todos los días parecían iguales, sumergido entre libros y letras, perdido en mi habitación, tratando de sostener el techo con la mirada.
El café estaba frío, mi cuarto era un completo caos, pero esa noche, mi mano empezó a escribir...

Carta #2

Nunca aprendí como retener a nadie y sinceramente, creo que tampoco lo haré.
Pero hubiera dado cualquier cosa por quedarme un segundo en tu mirada, por tener alguna razón, por más pequeña que parezca, que te haga volver.
Tampoco aprendí a disfrazar mis intenciones con palabras vacías, inventándote historias, batallas y victorias que nunca sucedieron.
Me agota recordar las calles que conquistamos, las tardes de lluvia de tu mano, observar la luz de tu sonrisa que me hacia creer que no era tarde y que la vida podía sorprenderme.

Hoy la ciudad reclama la luz de tu ausencia y tus pasos por la calle.
El día se tiñe de gris, no veo risas en la cara de la gente, y tampoco encuentro historias de amor que me hagan olvidarte.
Últimamente, los días son una figura repetida, que deja un vacío, uno mas a la colección que ya tengo adentro y que espero poder resolver algún día.
El motivo de esta carta, no es pedirte que vuelvas, ni mucho menos.
Es contarte como pasan los días en Quito, en estas calles llenas de luz y vida que nos vieron felices y que hoy están embriagadas de rutina, empapadas de gris, esperando que salga el sol, mi sol...

2 comentarios:

MAISA dijo...

Genial que hayas generado este espacio de letras y sentires... Continúa escribiendo!

MAISA dijo...

Genial que hayas generado este espacio de letras y sentires... Continúa escribiendo!