Carta #3
Te busco, quizás porque entre tantas personas a veces me siento perdido, porque la soledad insiste en que debo encontrar a la persona correcta, aún cuando el tiempo huye gritando al viento que las utopías hace tiempo se secaron, como las flores que quedan olvidadas en los floreros de un hospital sin enfermos.
Te busco, porque entre tantas cosas pendientes, siempre he encontrado la forma de mirar en otras miradas, de sentir en otras pieles, de escuchar en otras voces y probar en otros labios por si acaso entre todo eso, pueda encontrar algo que me diga que eres tú la que me ha encontrado a mi.
Te busco, como algunas flores que giran de formas extrañas conforme pasa la luz del sol, y al anochecer, cuando la oscuridad lo cubre todo, cierran sus pétalos como mirando hacía sí mismas, buscando la luz que hay en ellas. Así yo, en las noches me vuelvo hacia adentro, a buscarte entre mis sueños y en mis desvelos. Sobre las hojas, trazo caminos entre los espacios de mis letras, como mapas y bitácoras tratando de encontrar la forma de llegar a ti.
Sé que me has leído, que tus ojos se han posado alguna vez sobre mis letras, que tus manos han sujetado en sí, la esperanza que en cada una de ellas deposito.
Sé también, que has pensado en buscarme, en acercarte un poco para darme ese beso que por ahora, a causa de la distancia, sólo has podido arrojar al viento.
Quizás pronto tengamos el valor de reconocernos abiertamente y seamos entonces eso que desde hace ya tanto hemos estado buscando el uno del otro.
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